lunes, 15 de octubre de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 31

SALMO XXXI



Versículos 1—8.

Confianza en Dios. 9—18. Orar en dificultades. 19—24.

Alabanza por la bondad de Dios.



Vv. 1—8.


La fe y la oración deben ir juntas, porque la oración de fe es la

oración que prevalece. David entregó su alma a Dios en forma especial. Y

con sus palabras, versículo 5, nuestro Señor Jesús dio su último aliento en la

cruz, e hizo de su alma una ofrenda voluntaria por el pecado, entregando su

vida como rescate. Pero aquí David es un hombre confundido y con

problemas. Su mejor parte es su gran cuidado por su alma, por su espíritu.

Muchos piensan que si están confundidos por sus asuntos mundanos y se

multiplican sus preocupaciones, pueden ser excusados si descuidan su alma;

pero somos los más interesados por cuidar de nuestra alma para que el

hombre interior no sufra daño, aunque el hombre exterior se deshaga. La

redención del alma es tan preciosa, que hubiera cesado para siempre, si

Cristo no la hubiera emprendido. —Habiendo confiado en la misericordia de

Dios, uno se alegra y regocija en eso. Dios mira nuestra alma cuando

estamos atribulados, para ver si se humilla por el pecado y mejora por la
librado de la muerte, su postrer enemigo.


Vv. 9—18.


Las aflicciones de David lo hicieron varón de dolores. Aquí era

tipo de Cristo que estaba experimentado en quebrantos. David reconoce que

sus aflicciones eran merecidas por sus pecados, pero Cristo sufrió por los

nuestros. Los amigos de David no se animaron a socorrerlo. No pensemos

que es raro si nos abandonan, pero asegurémonos de un Amigo en el cielo

que no falla. Con toda seguridad Dios ordenará y dispondrá todo en la mejor

forma para quienes también encomiendan su espíritu en su mano. El tiempo

de la vida está en las manos de Dios, que lo alarga o acorta, lo amarga o

endulza, conforme al consejo de su voluntad. El camino del hombre no está

en sí, ni en las manos de nuestros amigos, ni en las manos de nuestros

enemigos, sino en las de Dios. —Con esta fe y confianza pide al Señor que

lo salve por amor a sus misericordias, no por algún mérito de él. Profetiza

que serán silenciados quienes reprochan y hablan mal del pueblo de Dios.

Hay un día venidero en que el Señor ejecutará juicio contra ellos. Mientras

tanto, debemos dedicarnos a hacer el bien, si es posible, para silenciar la

ignorancia de los necios.


Vv. 19—24.


En lugar de rendirnos a la impaciencia o al desencanto

cuando somos atribulados, debemos volver nuestros pensamientos a la

bondad del Señor para con quienes le temen y confían en Él. Todo llega a los

pecadores a través de la dádiva maravillosa del unigénito Hijo de Dios, para

ser la expiación por los pecados. No se rinda nadie a la incredulidad o al

pensar, en circunstancias desalentadoras, que han sido cortados de delante

de los ojos del Señor, y entregados al orgullo de los hombres. Señor,

perdona nuestras quejas y temores; aumenta nuestra fe, paciencia, amor y

gratitud; enséñanos a regocijarnos en la tribulación y en la esperanza. La

liberación de Cristo, con la destrucción de sus enemigos, debiera fortalecer y

consolar los corazones de los creyentes sometidos a todas sus aflicciones de

aquí abajo, para que habiendo sufrido valientemente con su Maestro, puedan

entrar triunfantes a su gozo y gloria.


 
 
 

EL LIBRO DE LOS SALMS, SALMO XXXI

Los Salmos

Capítulo 31

31:1 En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás;
Líbrame en tu justicia.
31:2 Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.
31:3 Porque tú eres mi roca y mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
31:4 Sácame de la red que han escondido para mí,
Pues tú eres mi refugio.
31:5 En tu mano encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
31:6 Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová he esperado.
31:7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
Porque has visto mi aflicción;
Has conocido mi alma en las angustias.
31:8 No me entregaste en mano del enemigo;
Pusiste mis pies en lugar espacioso.
31:9 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia;
Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.
31:10 Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar;
Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
31:11 De todos mis enemigos soy objeto de oprobio,
Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos;
Los que me ven fuera huyen de mí.
31:12 He sido olvidado de su corazón como un muerto;
He venido a ser como un vaso quebrado.
31:13 Porque oigo la calumnia de muchos;
El miedo me asalta por todas partes,
Mientras consultan juntos contra mí
E idean quitarme la vida.
31:14 Mas yo en ti confío, oh Jehová;
Digo: Tú eres mi Dios.
31:15 En tu mano están mis tiempos;
Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.
31:16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
Sálvame por tu misericordia.
31:17 No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado;
Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol.
31:18 Enmudezcan los labios mentirosos,
Que hablan contra el justo cosas duras
Con soberbia y menosprecio.
31:19 ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen,
Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
31:20 En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
31:21 Bendito sea Jehová,
Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.
31:22 Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos;
Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.
31:23 Amad a Jehová, todos vosotros sus santos;
A los fieles guarda Jehová,
Y paga abundantemente al que procede con soberbia.
31:24 Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová,
Y tome aliento vuestro corazón.

lunes, 8 de octubre de 2012

COMENTARIO DEL SALMO XXX

SALMO XXX



Versículos 1—5.

Alabanza a Dios por la liberación. 6—12. Otros son

animados por su ejemplo.



Vv. 1—5.


Las grandes cosas que el Señor ha hecho por nosotros, tanto por

su providencia como por su gracia, obligan nuestra gratitud para hacer todo

lo que podamos para el progreso de su reino entre los hombres, aunque lo

más que podamos hacer sea poco. —Los santos de Dios en el cielo le

cantan; ¿por qué no hacen lo mismo los que están en tierra? Ninguna de las

perfecciones de Dios conlleva en sí más temor para el impío o más consuelo

para el santo que su santidad. Buena señal es que seamos, en parte,

partícipes de su santidad si podemos regocijarnos de todo corazón con su

solo recuerdo. Nuestra felicidad está ligada al favor divino; si lo tenemos,
tenemos bastante, sea lo que sea lo demás que necesitemos; pero mientras

dure la ira de Dios, durará el lloro de los santos.


Vv. 6—12.


Cuando las cosas nos salen bien, somos dados a pensar que

siempre será así. Cuando vemos nuestro error, nos corresponde pensar con

vergüenza que nuestra seguridad carnal es necedad nuestra. Si Dios

esconde su rostro, el hombre piadoso es perturbado, aunque ninguna

calamidad le sobrevenga. Pero si Dios, en su sabiduría y justicia, se aparta

de nosotros, será una gran necedad si nosotros nos apartamos de Él. No;

aprendamos a orar en las tinieblas. El espíritu santificado que vuelve a Dios,

lo alabará, seguirá aún alabándolo; pero los servicios de la casa de Dios no

pueden ser realizados por el polvo; no puede alabarlo; no hay ciencia ni obra

en el sepulcro, porque es la tierra del silencio. Pedimos bien cuando pedimos

vida, si lo hacemos para alabarlo. —En su debido momento, Dios libró al

salmista de sus problemas. Nuestra lengua es nuestra gloria, y nunca lo es

más que cuando se la usa para alabar a Dios. Quisiera perseverar hasta el

fin alabándole, y esperando que en breve estará donde esto sea su tarea

eterna. Pero cuidémonos de la seguridad carnal. Ni la prosperidad externa ni

la paz interior son aquí seguras y duraderas. El Señor, en su favor, ha fijado

firmemente la

seguridad del creyente como montañas de profundas raíces,

pero debe esperar encontrarse con tentaciones y aflicciones. Cuando nos

descuidamos, caemos en pecado, el Señor esconde Su rostro, nuestros

consuelos se derrumban, y los problemas nos asedian.

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO XXX

Los Salmos

Capítulo 30

30:1 Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado,
Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.
30:2 Jehová Dios mío,
A ti clamé, y me sanaste.
30:3 Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol;
Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura.
30:4 Cantad a Jehová, vosotros sus santos,
Y celebrad la memoria de su santidad.
30:5 Porque un momento será su ira,
Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro,
Y a la mañana vendrá la alegría.
30:6 En mi prosperidad dije yo:
No seré jamás conmovido,
30:7 Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte.
Escondiste tu rostro, fui turbado.
30:8 A ti, oh Jehová, clamaré,
Y al Señor suplicaré.
30:9 ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
30:10 Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, sé tú mi ayudador.
30:11 Has cambiado mi lamento en baile;
Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
30:12 Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

jueves, 4 de octubre de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 29

SALMO XXIX



Exhortación a glorificar a Dios.



Los poderosos y honorables de la tierra están especialmente obligados a
honrar y adorar a Dios; pero, ay, pocos intentan adorarlo en la belleza de la

santidad. Cuando vamos a Él como el redentor de pecadores, en

arrepentimiento, fe y amor, Él acepta nuestros defectuosos servicios,

perdona el pecado que los alcanza y aprueba la medida de santidad que el

Espíritu Santo nos capacita para ejercer. —Aquí tenemos la naturaleza de la

adoración religiosa; es tributar al Señor la gloria debida a su nombre.

Debemos ser santos en todos nuestros servicios religiosos, consagrados a

Dios y a su voluntad y gloria. Hay belleza en la santidad y esta embellece

todos los actos de adoración. —Aquí el salmista establece el dominio de Dios

en el reino de la naturaleza. Podemos ver y oír su gloria en el trueno, en el

rayo y en la tormenta. Que nuestros corazones sean por ello llenos con

pensamientos grandiosos, y elevados, y honrosos de Dios, en la santa

adoración de aquel para quien es tan importante el poder de la piedad. ¡Oh,

Señor, Dios nuestro, tú eres muy grande! El poder del rayo iguala al terror del

trueno. El temor causado por estos efectos del poder divino deben

recordarnos el gran poder de Dios, la debilidad del hombre y la condición

indefensa y desesperada del malo en el día del juicio. Pero los efectos de la

palabra divina en las almas de los hombres, bajo el poder del Espíritu Santo,

son mucho más grandes que los de las tormentas que atronan el mundo

natural. Ante el poder de la Palabra, los más fuertes tiemblan, los más

orgullosos son derribados, los secretos del corazón salen a luz, los

pecadores se convierten, el salvaje, sensual e inmundo se vuelve inofensivo,

amable y puro. —Si hemos oído la voz de Dios y hemos huido a refugiarnos

en la esperanza puesta ante nosotros, recordemos que los hijos no tienen

que temer la voz de su Padre, cuando Él habla enojado a sus enemigos.

Mientras tiemblan los que no tienen refugio, bendíganle por su seguridad

quienes permanecen en el refugio que Él señaló, esperando sin desmayar el

día del juicio, seguros como Noé en el arca


Los Salmos, CAPITULO 19

Los Salmos

Capítulo 29

29:1 Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.
29:2 Dad a Jehová la gloria debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
29:3 Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.
29:4 Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.
29:5 Voz de Jehová que quebranta los cedros;
Quebrantó Jehová los cedros del Líbano.
29:6 Los hizo saltar como becerros;
Al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.
29:7 Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
29:8 Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de Cades.
29:9 Voz de Jehová que desgaja las encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su gloria.
29:10 Jehová preside en el diluvio,
Y se sienta Jehová como rey para siempre.
29:11 Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

martes, 25 de septiembre de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 28

SALMO XXVIII



Versículos 1—5.

Una oración en la angustia. 6—9. Acción de gracias por la

liberación.



Vv. 1—5.


David es muy ferviente para orar. Obsérvese su fe en la oración:

Dios es
mi roca sobre quien edifico mi esperanza. Los creyentes no deben
descansar hasta que hayan recibido alguna señal de que sus oraciones son

escuchadas. Pide no ser contado con los impíos. Sálvame de ser enredado

en las trampas que han puesto para mí. Sálvame de ser infectado con sus

pecados y de hacer lo que ellos hacen. Señor, nunca dejes que para mi

seguridad yo use las artes de engaño y traición que ellos usan para mi

destrucción. Los creyentes temen el camino de los pecadores; los mejores

son sensibles al peligro que corren de ser descaminados: todos debemos

orar fervorosamente a Dios por su gracia para salvaguardarnos. Los que

tienen el cuidado de no participar con los pecadores en sus pecados, tienen

razón para esperar que no recibirán sus plagas. —Él habla de los justos

juicios del Señor sobre los obradores de perversidad, versículo 4. Este no es

lenguaje de pasión ni de venganza. Es una profecía de que ciertamente

llegará el día en que Dios castigue a todo hombre que persista en sus malas

obras. Los pecadores serán responsables no sólo por el mal que han hecho,

sino por el mal que concibieron y por lo que hicieron para concretarlo. El

desprecio por las obras del Señor es la causa del pecado de los pecadores, y

llega a ser la causa de su ruina.


Vv. 6—9.


¿Ha oído Dios nuestras súplicas? Entonces bendigamos su

nombre. El Señor es mi fortaleza, me sostiene, y me conduce a través de

todos mis servicios y sufrimientos. El corazón que verdaderamente cree, a su

debido tiempo se regocijará en gran manera; tenemos que esperar gozo y

paz al creer. Dios tendrá la acción de gracias por ello: así debemos expresar

nuestra gratitud. —Los santos se regocijan en el consuelo de los demás,

como en el propio: no aprovechamos menos la luz del sol y la luz del rostro

de Dios porque los demás participan de ellas. —El salmista concluye con una

oración breve, pero de gran alcance. El pueblo de Dios es su heredad,

preciosa a sus ojos. Pide que Dios los salve; que los bendiga con todo bien,

especialmente con la abundancia de sus ordenanzas que son alimento para

el alma. Y que dirija sus acciones y gobierne sus asuntos para siempre.

También, que los levante para siempre; no sólo a los de esta edad, sino a su

pueblo de toda edad venidera; que los levante tan alto como el cielo. Allí y

sólo allí serán elevados los santos para siempre, para no volver a hundirse o

deprimirse jamás. Sálvanos, Señor Jesús, de nuestros pecados; bendícenos,

tú Hijo de Abraham, con la bendición de la justicia; aliméntanos, tú, buen

Pastor de las ovejas, y elévanos por siempre del polvo. Oh, tú, que eres la

resurrección y la vida.


 

SALMO 28

Los Salmos

Capítulo 28

28:1 A ti clamaré, oh Jehová.
Roca mía, no te desentiendas de mí,
Para que no sea yo, dejándome tú,
Semejante a los que descienden al sepulcro.
28:2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti,
Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
28:3 No me arrebates juntamente con los malos,
Y con los que hacen iniquidad,
Los cuales hablan paz con sus prójimos,
Pero la maldad está en su corazón.
28:4 Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos;
Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
28:5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová,
Ni a la obra de sus manos,
El los derribará, y no los edificará.
28:6 Bendito sea Jehová,
Que oyó la voz de mis ruegos.
28:7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
En él confió mi corazón, y fui ayudado,
Por lo que se gozó mi corazón,
Y con mi cántico le alabaré.
28:8 Jehová es la fortaleza de su pueblo,
Y el refugio salvador de su ungido.
28:9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad;
Y pastoréales y susténtales para siempre.

martes, 18 de septiembre de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 27

SALMO XXVII



Versículos 1—6.

La fe del salmista. 7—14. Su deseo de Dios y la expectativa

de Él.



Vv. 1—6.


El Señor, que es la luz del creyente, es la fortaleza de su vida; no

sólo por Él quien vive, sino en el cual vive y se mueve. Fortalezcámonos en

Dios. La graciosa presencia de Dios, su poder, su promesa, su disposición

para oír oraciones, el testimonio de su Espíritu en los corazones de su
encuentran la causa de esa santa seguridad y paz mental en que habitan

cómodamente. —El salmista ora por la comunión constante con Dios en las

santas ordenanzas. —Todos los hijos de Dios desean habitar en la casa de

su Padre. No una estadía allí, como pasajero que se queda por una noche; ni

habitar allí solo por un tiempo, como el sievo que no permanece en la casa

para siempre; sino habitar allí todos los días de su vida, como hijos con su

padre. ¿Esperamos que la alabanza de Dios sea la bienaventuranza en la

eternidad? Seguro entonces que debemos hacerlo asunto importante de

nuestro tiempo. Esto tenía en el corazón más que cualquier cosa. —Sea lo

que fuere el cristiano en esta vida, considera que el favor y el servicio de

Dios es la única cosa necesaria. Esto desea, ora y procura, y en ello se

regocija.


Vv. 7—14.


Donde estuviere el creyente, puede hallar el camino al trono de

gracia por la oración. Dios nos llama por su Espíritu, por su palabra, por su

adoración y por providencias especiales, misericordiosas que nos afligen.

Cuando estamos neciamente coqueteando con las vanidades mentirosas,

Dios está, por amor a nosotros, llamándonos a buscar nuestras misericordias

en Él. La llamada es general. “

Buscad mi rostro”, pero debemos aplicarlo a

nosotros mismos, “

tu rostro buscaré”. La palabra no sirve cuando no

aceptamos la exhortación: el corazón bondadoso responde rápidamente a la

llamada del Dios bondadoso, siendo voluntario en el día de su poder. —El

salmista requiere el favor del Señor; la continuación de su presencia con él;

el beneficio de la dirección divina y el beneficio de la protección divina. El

tiempo de Dios para ayudar a los que confían en Él llega cuando toda otra

ayuda falla. Él es un Amigo más seguro y mejor de lo que son o pueden ser

los padres terrenales. —¿Cuál era la creencia que sustentaba al salmista?

Que vería la bondad del Señor. Nada hay como la esperanza de fe en la vida

eterna, los vistazos anticipados de esa gloria y el sabor previo de sus

placeres para impedir que desfallezcamos mientras estamos sometidos a

todas las calamidades. Mientras tanto él debe ser fortalecido para soportar el

peso de sus cargas. Miremos al Salvador sufriente y oremos en fe que no

seamos entregados a las manos de nuestros enemigos. Animémonos unos a

otros a esperar en el Señor con paciente esperanza y oración ferviente.

Los Salmos SALMO 27

Los Salmos

Capítulo 27

27:1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
27:2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
27:3 Aunque un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra,
Yo estaré confiado.
27:4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
27:5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá en alto.
27:6 Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
27:7 Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.
27:8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
27:9 No escondas tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
27:10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
27:11 Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.
27:12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
27:13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.
27:14 Aguarda a Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;
Sí, espera a Jehová.

jueves, 13 de septiembre de 2012

COMENTARIO DEL SLMO 26

SALMO XXVI



En este salmo David apela a Dios tocante a su integridad.



Aquí David, por el Espíritu de profecía, habla de sí mismo como tipo de

Cristo, de quien lo que cuenta de su completa inocencia es eminente verdad,

y solo de Cristo, y solo a Él se le puede aplicar. Estamos completos en Él. —

El que anda en su integridad, confiando completamente en la gracia de Dios,

está en estado de aceptación, según el pacto del cual Jesús fue Mediador en

virtud de su obediencia inmaculada hasta la muerte. Este hombre desea que

lo más íntimo de su alma sea escudriñado y probado por el Señor. Está

conciente de lo engañoso de su propio corazón; desea detectar y mortificar

cada pecado; y anhela satisfacerse con ser verdadero creyente y practicar

los santos mandamientos de Dios. El gran cuidado para evitar las malas

compañías es buena prueba de nuestra integridad y un buen medio para

mantenernos en ella. Se puede hallar que los hipócritas y los destructores

asisten a las ordenanzas de Dios, pero es buena señal de sinceridad si

nosotros asistimos a ellas, como aquí nos dice el salmista que él hizo,

ejercitando el arrepentimiento y la obediencia consciente. El siente que su

suelo está firme debajo de él; y mientras se deleita en la bendición del Señor

con sus congregaciones de la tierra, confía que dentro de poco será unido a

la gran asamblea del cielo para cantar alabanzas a Dios y al Cordero por

siempre jamás.


Los Salmos capitulo 26

Los Salmos

Capítulo 26

26:1 Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado;
He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
26:2 Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;
Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
26:3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.
26:4 No me he sentado con hombres hipócritas,
Ni entré con los que andan simuladamente.
26:5 Aborrecí la reunión de los malignos,
Y con los impíos nunca me senté.
26:6 Lavaré en inocencia mis manos,
Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,
26:7 Para exclamar con voz de acción de gracias,
Y para contar todas tus maravillas.
26:8 Jehová, la habitación de tu casa he amado,
Y el lugar de la morada de tu gloria.
26:9 No arrebates con los pecadores mi alma,
Ni mi vida con hombres sanguinarios,
26:10 En cuyas manos está el mal,
Y su diestra está llena de sobornos.
26:11 Mas yo andaré en mi integridad;
Redímeme, y ten misericordia de mí.
26:12 Mi pie ha estado en rectitud;
En las congregaciones bendeciré a Jehová

lunes, 3 de septiembre de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 25

SALMO XXV



Versículos 1—7.

Confianza en la oración. 8—14. Oración por la remisión de

los pecados.


15—22. Por ayuda en la aflicción.

Vv. 1—7.


Al adorar a Dios debemos elevar nuestra alma a Él. Cierto es que

nadie será avergonzado que, asistido por la fe, espere en Dios, y que por

una esperanza de fe, espere por Él. El creyente más maduro necesita y

desea que Dios le enseñe. Si deseamos sinceramente conocer nuestro

deber, con la resolución de hacerlo, podemos estar seguros que Dios nos

dirigirá. —El salmista desea fervientemente el perdón de sus pecados. Se

dice que cuando Dios perdona el pecado, no lo recuerda más, lo cual denota

remisión plena. Es la bondad de Dios, no la nuestra, su misericordia, no

nuestro mérito, lo que debe ser nuestro ruego al pedir el perdón de pecados,

y todo el bien que necesitamos. Debemos descansar en este argumento,

sintiento nuestra propia indignidad y satisfechos de las riquezas de la

misericordia y la gracia de Dios. —¡Cuán ilimitada es la misericordia que

cubre por siempre los pecados y las necedades de una juventud pasada sin

Dios y sin esperanza! Bendito sea el Señor que la sangre del gran Sacrificio

puede limpiar toda mancha.


Vv. 8—14.


Todos somos pecadores; y Cristo vino al mundo a salvar

pecadores, a enseñar a los pecadores, a llamar a los pecadores al

arrepentimiento. Valoramos una promesa por el carácter de quien la haga;

por tanto, confiamos en las promesas de Dios. Todas las sendas del Señor,

esto es, todas sus promesas y todas sus providencias, son misericordia y

verdad. El pueblo de Dios puede ver todos sus tratos el despliegue de su

misericordia y el cumplimiento de su palabra, cualquiera sean las aflicciones

por las cuales estén ahora siendo ejercitados. Todas las sendas del Señor

son misericordia y verdad; y así será cuando lleguen al final de su jornada.

Quienes son humildes, que desconfían de sí mismos, y desean ser

enseñados y seguir la dirección divina, a estos guiará en juicio, esto es, por

la regla de la palabra escrita, para hallar el descanso para sus almas en el

Salvador. Aun cuando el cuerpo esté enfermo y dolorido, el alma puede estar

cómoda en Dios.


Vv. 15—22.


El salmista concluye, como empezó, expresando

dependencia de Dios y deseo de Él. Bueno es esperar así y aguardar

calladamente la salvación del Señor. Y si Dios se vuelve

a nosotros, no

importa quien se vuelva
de nosotros. Él alega su propia integridad. Aunque
culpable ante Dios, para sus enemigos tenía el testimonio de conciencia de

no haberles hecho mal. A la larga Dios dará a Israel descanso de todos los

enemigos que le rodean. El Israel de Dios será perfectamente redimido en el

cielo de todo problema. Bendito Salvador, nos has enseñado

bondadosamente que sin ti nada podemos hacer. Enséñanos a orar, a

comparecer delante de ti en la manera que elijas, y a elevar nuestro corazón

y todos nuestros deseos hacia ti, porque tú eres el Señor, nuestra justicia.

EL LIBRO DE LOS SALMOS SALMO 25

Los Salmos

Capítulo 25

25:1 A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.
25:2 Dios mío, en ti confío;
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis enemigos.
25:3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
25:4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas.
25:5 Encamíname en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día.
25:6 Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.
25:7 De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
25:8 Bueno y recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
25:9 Encaminará a los humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su carrera.
25:10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su pacto y sus testimonios.
25:11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande.
25:12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?
El le enseñará el camino que ha de escoger.
25:13 Gozará él de bienestar,
Y su descendencia heredará la tierra.
25:14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su pacto.
25:15 Mis ojos están siempre hacia Jehová,
Porque él sacará mis pies de la red.
25:16 Mírame, y ten misericordia de mí,
Porque estoy solo y afligido.
25:17 Las angustias de mi corazón se han aumentado;
Sácame de mis congojas.
25:18 Mira mi aflicción y mi trabajo,
Y perdona todos mis pecados.
25:19 Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado,
Y con odio violento me aborrecen.
25:20 Guarda mi alma, y líbrame;
No sea yo avergonzado, porque en ti confié.
25:21 Integridad y rectitud me guarden,
Porque en ti he esperado.
25:22 Redime, oh Dios, a Israel
De todas sus angustias.

viernes, 31 de agosto de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 24

SALMO XXIV



Versículos 1—6.

El reino de Cristo y los súbditos de su Reino. 7—10. El Rey

de ese Reino.



Vv. 1—6.


Nosotros no nos pertenecemos; nuestros cuerpos, nuestras almas

no son nuestras. Aun las de los hijos de los hombres son de Dios, aunque no

lo conocen ni admiten una relación con Él. —Un alma que conoce y

considera su propia naturaleza, y que debe vivir para siempre, cuando ha

visto la tierra y su plenitud, se sentará insatisfecha. Piensa en subir hacia

Dios y preguntar: ¿Qué haré para vivir en ese lugar santo y feliz donde Él

hace santa y feliz a su gente? Hacemos nada de la religión si no la hacemos

obra del corazón. Sólo podemos ser lavados de nuestros pecados y

renovados para santidad por la sangre de Cristo y el lavamiento del Espíritu

Santo. Así llegamos a ser su pueblo; así recibimos bendición del Señor y

justicia del Dios de nuestra salvación. —El pueblo peculiar de Dios será feliz

verdaderamente y para siempre. Donde Dios da justicia, Él otorga salvación.

Los que están hechos para el cielo será llevados a salvo al cielo y hallarán lo

que han estado buscando.


Vv. 7—10.


La majestuosa entrada, se refiere a la solemne manera de

conducir el arca a la tienda que David levantó, o al templo edificado por

Salomón para ella. También se puede aplicar a la ascensión de Cristo al

cielo, y a la bienvenida que se le brinda allí. Nuestro Redentor encontró

cerradas las puertas del cielo, pero habiendo hecho expiación por el pecado

por su sangre, con su autoridad, exige entrar. —Los ángeles iban a adorarle,

Hebreos i, 6; preguntan maravillados: ¿Quién es Él? La respuesta es que Él

es el fuerte y valiente; poderoso en batalla para salvar a su gente y someter

a sus enemigos y a los enemigos de su pueblo. —Podemos aplicarlo a la

entrada de Cristo en el alma de los hombres por su palabra y su Espíritu,

para que sean su templo. He aquí, Él está a la puerta, y llama, Apocalipsis iii,

20. Los pórticos y las puertas del corazón tiene que ser abiertas para Él,

como posesión que es entregada legítimamente a su dueño. —Podemos

aplicarlo a su segunda venida con poder y gloria. Señor, abre las puertas
eternas de nuestra alma por tu gracia, para que ahora podamos recibirte y

ser totalmente tuyos; y que, al final, seamos contados con tus santos en

gloria.


 

miércoles, 29 de agosto de 2012

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 24


Los Salmos
Capítulo 24
24:1 De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan.
24:2 Porque él la fundó sobre los mares,
Y la afirmó sobre los ríos.
24:3 ¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
24:4 El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
24:5 El recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
24:6 Tal es la generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah
24:7 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
24:8 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
24:9 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
24:10 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria. Selah

lunes, 27 de agosto de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 23


SALMO XXIII
Confianza en la gracia y el cuidado de Dios.
“Jehová es mi pastor”. Estas palabras enseñan al creyente a experimentar
satisfacción por el cuidado del gran Pastor del universo, el Redentor y
Preservador de los hombres. Con gozo reflexiona que tiene un pastor y ese
pastor es Jehová. —Un rebaño de ovejas, dulces e inofensivas, que se
alimenta en pastos verdes al cuidado de un pastor tierno, diestro y vigilante,
constituye un emblema de los creyentes traídos de vuelta al Pastor de sus
almas. —La mayor de las abundancias sólo es una pastura seca para el
impío, que se deleita sólo en lo que complace a los sentidos, pero para el
santo, que por fe saborea la bondad de Dios en todo lo que disfruta, aunque
tiene poco del mundo, es pasto verde. El Señor da quietud y contentamiento
mental, cualquiera sea la suerte. Somos bendecidos con los verdes pastos
de los mandamientos; no pensemos que basta con pasar por ellos;
permanezcamos en ellos. —Las consolaciones del Espíritu Santo son las
aguas de reposo a las cuales son conducidos los santos; los arroyos que
fluyen de la Fuente del agua viva. —Son conducidos a las aguas de reposo
del consuelo los que andan en sendas de la justicia. El camino del deber es
el camino verdaderamente placentero. La obra de justicia es la paz. En esas
sendas no podemos andar si Dios no nos guía a ellas y nos sigue guiando en
ellas. El descontento y la desconfianza proceden de la incredulidad; un
camino inestable es la consecuencia; entonces, sencillamente confiemos en
el cuidado de nuestro Pastor y obedezcamos su voz. —El valle de sombra de
muerte puede denotar la aflicción más severa y terrible o la sombría
dispensación de la providencia bajo la cual puede haber llegado a estar el
salmista. Entre la parte del rebaño en la tierra y la que se ha ido al cielo, la
muerte yace como un valle oscuro que se debe pasar yendo de una a otra,
pero, aun en esto, hay palabras que aminoran el terror. Sólo es la sombra de
muerte: la sombra de una serpiente no pica, tampoco mata la sombra de la
espada. Es un valle, sin duda hondo, tenebroso y cenagoso, pero los valles
son a menudo fértiles y, así la misma muerte es fértil en consolaciones para
el pueblo de Dios. Es un camino que atraviesa; no se perderán en este valle,
sino llegarán a salvo a la montaña del otro lado. La muerte es un rey de
terrores, pero no para las ovejas de Cristo. Cuando llegan a morir, Dios
reprende al enemigo; Él las guiará con su vara y las sustentará con su
cayado. En el evangelio hay bastante para consolar a los santos cuando
mueren, y bajo ellos están los brazos eternos. —El pueblo del Señor tiene un
festín en su mesa con las provisiones de su amor. Satanás y los malos no
son capaces de destruir sus consolaciones cuando ellos están ungidos con el

Espíritu Santo y beben de la copa de la salvación que siempre está llena. —
La experiencia pasada enseña a los creyentes a confiar que el bien y la
misericordia de Jehová los sigan todos los días de su vida, y su deseo y
determinación aquí es buscar su felicidad en el servicio de Dios y esperan
disfrutar de su amor por siempre en el cielo. Mientras estén aquí, el Señor
puede hacer grata cualquier situación por la unción de su Espíritu y los
beneficios de su salvación. Pero quienes se satisfarán con las bendiciones
de su casa deben estar cerca de los deberes de esta.

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 23


Salmo de David.
1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.
2 En lugares de delicados pastos me hará yacer: Junto á aguas de reposo me pastoreará.
3 Confortará mi alma; Guiárame por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
5 Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores: Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

martes, 21 de agosto de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 22


SALMO XXII
Versículos 1—10. Lamento del desaliento. 11—21. Oración pidiendo
liberación. 22—31. Alabanzas por las misericordias y la redención.
Vv. 1—10. En este salmo, el Espíritu de Cristo que estaba en los profetas
testifica clara y plenamente de los sufrimientos de Cristo y la gloria que
seguiría. —Tenemos un doloroso lamento porque Dios se ha retirado. Esto
se puede aplicar a cualquier hijo de Dios, aplastado, abrumado con pena y
terror. Las deserciones espirituales son las aflicciones más dolorosas de los
santos; pero hasta su queja por estas cargas es una señal de vida espiritual
y del ejercicio de los sentidos espirituales. Clamar: ¿Dios mío por qué estoy
enfermo? ¿Por qué estoy pobre?, tiene sabor a descontento y mundanalidad.
Pero: ¿Por qué me has abandonado? es el lenguaje de un corazón que ata
su felicidad al favor de Dios. —Esto debe aplicarse a Cristo. Con las primeras
palabras de esta queja derramó su alma ante Dios cuando estaba en la cruz,
Mateo xxvii, 46. Siendo verdadero hombre, Cristo sintió una indisposición
natural a pasar a través de tan grandes dolores, pero prevalecieron su celo y
amor. Cristo declara la santidad de Dios, su Padre celestial, en sus
sufrimientos más agudos; sí, los declara como prueba de aquello por lo cual
sería perpetuamente alabado por su Israel, más que por todas las otras
liberaciones que recibieron. Nunca nadie que esperó en ti, fue avergonzado
de su esperanza; nunca nadie que te buscó, te buscó en vano. —Aquí hay
un lamento por el desprecio y oprobio de los hombres. El Salvador habla del
estado de rechazo al cual estaba reducido. La historia de los sufrimientos de
Cristo y de su nacimiento explica esta profecía.
Vv. 11—21. En estos versículos tenemos el sufrimiento de Cristo, y a
Cristo orando; en ellos somos dirigidos a buscar cruces y, bajo ellas, mirar a
Dios. Se describe la forma misma de la muerte de Cristo, aunque no era la
usada por los judíos. Ellos horadaron sus manos y sus pies, al clavarlos en el
madero maldito, y todo su cuerpo fue dejado colgando para que sufriera los
dolores y torturas más severos. Su fuerza natural falló, siendo consumida por
el fuego de la ira divina que hizo presa de su espíritu. ¿Quién puede,
entonces, resistir la ira de Dios? O, ¿quién conoce su fuerza? La vida del
pecador fue abandonada, y la vida del Sacrificio debe ser su redención.Cuando fue crucificado, nuestro Señor Jesús fue desvestido para que pudiera revestirnos con la túnica de su justicia. Así estaba escrito, en
consecuencia, correspondía que Cristo así sufriera. Que todo esto confirme
nuestra fe en Él como el verdadero Mesías, y estimule nuestro amor por Él
como nuestro mejor amigo, que nos amó y sufrió todo esto por nosotros. —
En su agonía Cristo oró, oró fervorosamente que la copa pudiese pasar de
Él. Cuando no podemos regocijarnos en Dios como nuestro cántico,
permanezcamos en Él como nuestra fortaleza; y recibamos consuelo de los
apoyos espirituales, cuando no podemos tener deleites espirituales. —Pide
ser librado de la ira divina. Él que ha librado, debe librar y librará. Debemos
pensar en los sufrimientos y la resurrección de Cristo hasta que sintamos en
nuestra alma el poder de su resurrección y la participación en sus
padecimientos.
Vv. 22—31. Ahora el Salvador habla como resucitado de entre los
muertos. Las primeras palabras de la queja las usó Cristo mismo en la cruz;
las primeras palabras de triunfo se aplican expresamente a Él, Hebreos ii, 12.
Todas nuestras alabanzas deben referirse a la obra de redención. El
sufrimiento del Redentor fue aceptado por gracia como completa satisfacción
por el pecado. Aunque fue ofrecido por pecadores, el Padre no lo despreció
ni lo aborreció, por amor a nosotros. Esto debiera ser el tema de nuestra
acción de gracias. Toda alma humilde, bondadosa, debe tener su satisfacción
y felicidad completa en Él. Los que tienen hambre y sed de justicia en Cristo,
no trabajarán por lo que no sacia. Los que oran mucho, ofrecerán muchas
acciones de gracias. Quienes se vuelven a Dios tomarán conciencia de estar
adorando delante de Él. Que toda lengua confiese que Él es el Señor. Altos y
bajos, ricos y pobres, esclavos y libres, se reúnen en Cristo. —Viendo que no
podemos mantener viva nuestra alma, es sabiduría nuestra, por fe obediente,
encomendarla a Cristo, que es capaz de salvarla y mantenerla viva por
siempre. —Una semilla le servirá. Dios tendrá una iglesia en el mundo hasta
el fin del tiempo. Los creyentes le serán contados como su generación; Él
será para ellos el mismo que fue para los que pasaron antes que ellos.
Declararán que su justicia, y no la propia, es el fundamento de todas sus
esperanzas y la fuente de todos sus goces. La redención por Cristo es un
hecho del Señor mismo. —Aquí vemos el amor y la compasión gratuitos de
Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo por nosotros, miserables
pecadores, como fuente de toda gracia y consuelo; el ejemplo que tenemos
que seguir; el trato que tenemos que esperar como cristianos, y la conducta
que tenemos que adoptar sometidos a ello. Aquí se puede aprender toda
lección que aproveche al alma humillada. Los que procuran establecer su
propia justicia, pregunten, ¿por qué debía sufrir así el amado Hijo de Dios si
sus obras podían expiar el pecado? Que el profesante impío considere si el
Salvador obedeció así la ley divina, para que tuviera el privilegio de
despreciarla. Que el negligente se cuide de huir de la ira venidera, y que el
tembloroso apoye sus esperanzas sobre este Redentor misericordioso. Que
el creyente tentado y angustiado espere gozosamente el final feliz de toda prueba.

Los Salmos Capítulo 22


Los Salmos
Capítulo 22
22:1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
22:2 Dios mío, clamo de día, y no respondes;
Y de noche, y no hay para mí reposo.
22:3 Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
22:4 En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste.
22:5 Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
22:6 Mas yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
22:7 Todos los que me ven me escarnecen;
Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:
22:8 Se encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él se complacía.
22:9 Pero tú eres el que me sacó del vientre;
El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
22:10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer;
Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
22:11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca;
Porque no hay quien ayude.
22:12 Me han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han cercado.
22:13 Abrieron sobre mí su boca
Como león rapaz y rugiente.
22:14 He sido derramado como aguas,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
22:15 Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar,
Y me has puesto en el polvo de la muerte.
22:16 Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de malignos;
Horadaron mis manos y mis pies.
22:17 Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
22:18 Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa echaron suertes.
22:19 Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
22:20 Libra de la espada mi alma,
Del poder del perro mi vida.
22:21 Sálvame de la boca del león,
Y líbrame de los cuernos de los búfalos.
22:22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré.
22:23 Los que teméis a Jehová, alabadle;
Glorificadle, descendencia toda de Jacob,
Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.
22:24 Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido,
Ni de él escondió su rostro;
Sino que cuando clamó a él, le oyó.
22:25 De ti será mi alabanza en la gran congregación;
Mis votos pagaré delante de los que le temen.
22:26 Comerán los humildes, y serán saciados;
Alabarán a Jehová los que le buscan;
Vivirá vuestro corazón para siempre.
22:27 Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.
22:28 Porque de Jehová es el reino,
Y él regirá las naciones.
22:29 Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.
22:30 La posteridad le servirá;
Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
22:31 Vendrán, y anunciarán su justicia;
A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

jueves, 16 de agosto de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 21


SALMO XXI
Versículos 1—6. Acción de gracias por la victoria. 7—13. Confianza del éxito
ulterior.
Vv. 1—6. Feliz el pueblo cuyo rey hace del poder de Dios su confianza, y de
la salvación de Dios su gozo; se complace por todo progreso del reino de
Dios, y confía en Dios como apoyo en todo lo que hace a su servicio. Todas
las bendiciones que recibimos son bendiciones procedentes de la bondad, y
se deben exclusivamente a la bondad de Dios, y no a mérito ninguno de
nosotros. Pero cuando las bendiciones de Dios llegan antes y son más ricas
de lo que imaginamos; cuando nos son dadas antes que oremos; antes que
estemos preparados para recibirlas, y cuando tememos lo contrario,
entonces puede decirse verazmente que previno, o se adelantó a nosotros.
Ciertamente, nada impidió o se adelantó a Cristo, pero nunca hubo para la
humanidad favor dado con más anticipación que nuestra redención por
Cristo. Tú has hecho que sea una bendición universal, eterna para el mundo,
en quien son y serán benditas las familias de la tierra; y, así, le llenaste de
alegría con tu presencia en su empresa, y junto a él en sus esfuerzos por
lograrla. El Espíritu de profecía surge de lo relacionado con el rey, en lo que
es peculiar de Cristo; ningún otro es bendecido para siempre, mucho menos
con bendición eterna.
Vv. 7—13. El salmista enseña a anhelar con fe, esperanza y oración lo
que Dios va a hacer finalmente. El éxito con que Dios bendijo a David es tipo
de la derrota final de todos los enemigos de Cristo. Quienes hubieran podido
tener a Cristo para que los mandara y los salvara, pero lo rechazaron y lo
combatieron, encontrarán que su recuerdo es gusano que no muere. —Dios
por gracia vivifica a los pecadores, los recibe en su favor, y los libra de la ira
venidera. Que Dios sea exaltado en nuestros corazones, por su gracia
todopoderosa, para la destrucción de las fortalezas del pecado y de Satanás.¡Qué grande debe ser el gozo de nuestra alabanza al contemplar a nuestro
Hermano y Amigo en el trono, y por todas las bendiciones que esperamos de
Él! Sin embargo, Él se complace en su exaltación, que lo capacita para dar
felicidad y gloria a pobres pecadores que aprenden a amarle y a confiar en

Los Salmos Capítulo 21


Los Salmos
Capítulo 21
21:1 El rey se alegra en tu poder, oh Jehová;
Y en tu salvación, ¡cómo se goza!
21:2 Le has concedido el deseo de su corazón,
Y no le negaste la petición de sus labios. Selah
21:3 Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien;
Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
21:4 Vida te demandó, y se la diste;
Largura de días eternamente y para siempre.
21:5 Grande es su gloria en tu salvación;
Honra y majestad has puesto sobre él.
21:6 Porque lo has bendecido para siempre;
Lo llenaste de alegría con tu presencia.
21:7 Por cuanto el rey confía en Jehová,
Y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
21:8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos;
Tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
21:9 Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira;
Jehová los deshará en su ira,
Y fuego los consumirá.
21:10 Su fruto destruirás de la tierra,
Y su descendencia de entre los hijos de los hombres.
21:11 Porque intentaron el mal contra ti;
Fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán,
21:12 Pues tú los pondrás en fuga;
En tus cuerdas dispondrás saetas contra sus rostros.
21:13 Engrandécete, oh Jehová, en tu poder;
Cantaremos y alabaremos tu poderío.

domingo, 12 de agosto de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 20


SALMO XX
Este salmo es una oración por los reyes de Israel pero relacionado con el  MESIAS
.
Hasta el más grande de los hombres puede estar en muy grave aprieto. Ni la
corona en la cabeza real, ni la gracia de su corazón le librarán de las
aflicciones. Hasta el más grande de los hombres debe orar mucho. Nadie
que sea capaz de orar por sí mismo y descuida la oración, espere el
beneficio de las oraciones de la iglesia o de sus amigos. Debe orar que YHWH
proteja su persona y preserve su vida. Que YHWH le capacite para seguir en
sus empresas en pro del bien público. Podemos saber que YHWH acepta
nuestros sacrificios espirituales si, por su Espíritu, enciende un santo fuego
de piedad y amor a Dios en nuestra alma. También él debe rogar que el
Señor corone con éxito sus empresas. Nuestro primer paso a la victoria en la
guerra espiritual es confiar solamente en la misericordia y la gracia de YHWH;
todos los que confían en sí mismos pronto serán derribados. —Los creyentes
triunfan en  EL ELOHIM DE ISRAEL y su revelación, en lo que se distinguen de quienes viven sin Dios en el mundo. Los que tienen gratitud a YHWH y su nombre, pueden
confiar en Dios y su nombre. Así ocurrió cuando el orgullo y el poder de la
incredulidad judía y la idolatría pagana, cayeron ante los sermones y la vida
de los humildes creyentes en YAHSHUA. Así ocurre en todo conflicto con
nuestros enemigos espirituales; así ocurrirá en el último día, cuando el
mundo, junto con su príncipe, sea derribado y caiga; pero los creyentes,
levantados de entre los muertos por la resurrección del ETERNO, se levantarán
y cantarán sus alabanzas en el cielo. Regocijémonos en la salvación de
YAHSHUA y alcemos nuestros estandartes en el nombre del Señor nuestro Dios YHWH EL PODEROSO DE ISRAEL
seguros de que seremos vencedores de todo enemigo por la fuerza
salvadora de su diestra.

EL LIBRO DE LOS SALMOS SALMO 20


Los Salmos
Capítulo 20
20:1 Jehová te oiga en el día de conflicto;
El nombre del Dios de Jacob te defienda.
20:2 Te envíe ayuda desde el santuario,
Y desde Sion te sostenga.
20:3 Haga memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu holocausto. Selah
20:4 Te dé conforme al deseo de tu corazón,
Y cumpla todo tu consejo.
20:5 Nosotros nos alegraremos en tu salvación,
Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios;
Conceda Jehová todas tus peticiones.
20:6 Ahora conozco que Jehová salva a su ungido;
Lo oirá desde sus santos cielos
Con la potencia salvadora de su diestra.
20:7 Estos confían en carros, y aquéllos en caballos;
Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.
20:8 Ellos flaquean y caen,
Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.
20:9 Salva, Jehová;
Que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos.