sábado, 22 de enero de 2011

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 82

Salmo 82

Salmo de Asaph.


1DIOS está en la reunión de los dioses;

En medio de los dioses juzga.

2¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente,

Y aceptaréis las personas de los impíos? (Selah.)

3Defended al pobre y al huérfano:

Haced justicia al afligido y al menesteroso.

4Librad al afligido y al necesitado:

Libradlo de mano de los impíos.

5No saben, no entienden,

Andan en tinieblas: Vacilan todos los cimientos de la tierra.

6Yo dije: Vosotros sois dioses.

E hijos todos vosotros del Altísimo.

7Empero como hombres moriréis.

Y caeréis como cualquiera de los tiranos.

8Levántate, oh Dios, juzga la tierra:

Porque tú heredarás en todas las gentes.

jueves, 20 de enero de 2011

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 81

Salmo 81

Al Músico principal: sobre Gittith: Salmo de Asaph.


1CANTAD á Dios, fortaleza nuestra:

Al Dios de Jacob celebrad con júbilo.

2Tomad la canción, y tañed el adufe,

El arpa deliciosa con el salterio.

3Tocad la trompeta en la nueva luna,

En el día señalado, en el día de nuestra solemnidad.

4Porque estatuto es de Israel,

Ordenanza del Dios de Jacob.

5Por testimonio en José lo ha constituído,

Cuando salió por la tierra de Egipto;

Donde oí lenguaje que no entendía.

6Aparté su hombro de debajo de la carga;

Sus manos se quitaron de vasijas de barro.

7En la calamidad clamaste, y yo te libré:

Te respondí en el secreto del trueno;

Te probé sobre las aguas de Meriba. (Selah.)

8Oye, pueblo mío y te protestaré.

Israel, si me oyeres,

9No habrá en ti dios ajeno,

Ni te encorvarás á dios extraño.

10Yo soy Jehová tu Dios,

Que te hice subir de la tierra de Egipto:

Ensancha tu boca, y henchirla he.

11Mas mi pueblo no oyó mi voz,

E Israel no me quiso á mí.

12Dejélos por tanto á la dureza de su corazón:

Caminaron en sus consejos.

13¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo,

Si en mis caminos hubiera Israel andado!

14En una nada habría yo derribado sus enemigos,

Y vuelto mi mano sobre sus adversarios.

15Los aborrecedores de Jehová se le hubieran sometido;

Y el tiempo de ellos fuera para siempre.

16Y Dios lo hubiera mantenido de grosura de trigo:

Y de miel de la piedra te hubiera saciado.

miércoles, 19 de enero de 2011

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 80

Salmo 80

Al Músico principal: sobre Sosannim Eduth: Salmo de Asaph.


1OH Pastor de Israel, escucha:

Tú que pastoreas como á ovejas á José,

Que estás entre querubines, resplandece.

2Despierta tu valentía delante de Ephraim, y de Benjamín, y de Manasés,

Y ven á salvarnos.

3Oh Dios, haznos tornar;

Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

4Jehová, Dios de los ejércitos,

¿Hasta cuándo humearás tú contra la oración de tu pueblo?

5Dísteles á comer pan de lágrimas,

Y dísteles á beber lágrimas en gran abundancia.

6Pusístenos por contienda á nuestros vecinos:

Y nuestros enemigos se burlan entre sí.

7Oh Dios de los ejércitos, haznos tornar;

Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

8Hiciste venir una vid de Egipto:

Echaste las gentes, y plantástela.

9Limpiaste sitio delante de ella,

E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.

10Los montes fueron cubiertos de su sombra;

Y sus sarmientos como cedros de Dios.

11Extendió sus vástagos hasta la mar,

Y hasta el río sus mugrones.

12¿Por qué aportillaste sus vallados,

Y la vendimian todos los que pasan por el camino?

13Estropeóla el puerco montés,

Y pacióla la bestia del campo.

14Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora:

Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña,

15Y la planta que plantó tu diestra,

Y el renuevo que para ti corroboraste.

16Quemada á fuego está, asolada:

Perezcan por la reprensión de tu rostro.

17Sea tu mano sobre el varón de tu diestra,

Sobre el hijo del hombre que para ti corroboraste.

18Así no nos volveremos de ti:

Vida nos darás, é invocaremos tu nombre.

19Oh Jehová, Dios de los ejércitos, haznos tornar;

Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

martes, 18 de enero de 2011

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 79

Salmo 79

Salmo de Asaph.


1OH Dios, vinieron las gentes á tu heredad;

El templo de tu santidad han contaminado;

Pusieron á Jerusalem en montones.

2Dieron los cuerpos de tus siervos por comida á las aves de los cielos;

La carne de tus santos á las bestias de la tierra.

3Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalem;

Y no hubo quien los enterrase.

4Somos afrentados de nuestros vecinos,

Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.

5¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿has de estar airado para siempre?

¿Arderá como fuego tu celo?

6Derrama tu ira sobre las gentes que no te conocen,

Y sobre los reinos que no invocan tu nombre.

7Porque han consumido á Jacob,

Y su morada han asolado.

8No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas:

Anticípennos presto tus misericordias,

Porque estamos muy abatidos.

9Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la gloria de tu nombre:

Y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre.

10Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios?

Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos,

La venganza de la sangre de tus siervos, que fué derramada.

11Entre ante tu acatamiento el gemido de los presos:

Conforme á la grandeza de tu brazo preserva á los sentenciados á muerte.

12Y torna á nuestros vecinos en su seno siete tantos

De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.

13Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu dehesa,

Te alabaremos para siempre:

Por generación y generación cantaremos tus alabanzas.

lunes, 17 de enero de 2011

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 78

Salmo 78

Masquil de Asaph.


1ESCUCHA, pueblo mío, mi ley:

Inclinad vuestro oído á las palabras de mi boca.

2Abriré mi boca en parábola;

Hablaré cosas reservadas de antiguo:

3Las cuales hemos oído y entendido;

Que nuestros padres nos las contaron.

4No las encubriremos á sus hijos,

Contando á la generación venidera las alabanzas de Jehová,

Y su fortaleza, y sus maravillas que hizo.

5El estableció testimonio en Jacob,

Y pusó ley en Israel;

La cual mandó á nuestros padres

Que la notificasen á sus hijos;

6Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán;

Y los que se levantarán, lo cuenten á sus hijos;

7A fin de que pongan en Dios su confianza,

Y no se olviden de las obras de Dios,

Y guarden sus mandamientos:

8Y no sean como sus padres,

Generación contumaz y rebelde;

Generación que no apercibió su corazón,

Ni fué fiel para con Dios su espíritu.

9Los hijos de Ephraim armados, flecheros,

Volvieron las espaldas el día de la batalla.

10No guardaron el pacto de Dios,

Ni quisieron andar en su ley:

11Antes se olvidaron de sus obras,

Y de sus maravillas que les había mostrado.

12Delante de sus padres hizo maravillas

En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.

13Rompió la mar, é hízolos pasar;

E hizo estar las aguas como en un montón.

14Y llevólos de día con nube,

Y toda la noche con resplandor de fuego.

15Hendió las peñas en el desierto:

Y dióles á beber como de grandes abismos;

16Pues sacó de la peña corrientes,

E hizo descender aguas como ríos.

17Empero aun tornaron á pecar contra él,

Enojando en la soledad al Altísimo.

18Pues tentaron á Dios en su corazón,

Pidiendo comida á su gusto.

19Y hablaron contra Dios, Diciendo:

¿Podrá poner mesa en el desierto?

20He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas,

Y arroyos salieron ondeando:

¿Podrá también dar pan?

¿Aparejará carne á su pueblo?

21Por tanto oyó Jehová, é indignóse:

Y encendióse el fuego contra Jacob,

Y el furor subió también contra Israel;

22Por cuanto no habían creído á Dios,

Ni habían confiado en su salud:

23A pesar de que mandó á las nubes de arriba,

Y abrió las puertas de los cielos,

24E hizo llover sobre ellos maná para comer,

Y dióles trigo de los cielos.

25Pan de nobles comió el hombre:

Envióles comida á hartura.

26Movió el solano en el cielo,

Y trajo con su fortaleza el austro.

27E hizo llover sobre ellos carne como polvo,

Y aves de alas como arena de la mar.

28E hízolas caer en medio de su campo,

Alrededor de sus tiendas.

29Y comieron, y hartáronse mucho:

Cumplióles pues su deseo.

30No habían quitado de sí su deseo,

Aun estaba su vianda en su boca,

31Cuando vino sobre ellos el furor de Dios,

Y mató los más robustos de ellos,

Y derribo los escogidos de Israel.

32Con todo esto pecaron aún,

Y no dieron crédito á sus maravillas.

33Consumió por tanto en nada sus días,

Y sus años en la tribulación.

34Si los mataba, entonces buscaban á Dios;

Entonces se volvían solícitos en busca suya.

35Y acordábanse que Dios era su refugio.

Y el Dios Alto su redentor.

36Mas le lisonjeaban con su boca,

Y con su lengua le mentían:

37Pues sus corazones no eran rectos con él,

Ni estuvieron firmes en su pacto.

38Empero él misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía:

Y abundó para apartar su ira,

Y no despertó todo su enojo.

39Y acordóse que eran carne;

Soplo que va y no vuelve.

40¡Cuántas veces lo ensañaron en el desierto,

Lo enojaron en la soledad!

41Y volvían, y tentaban á Dios,

Y ponían límite al Santo de Israel.

42No se acordaron de su mano,

Del día que los redimió de angustia;

43Cuando puso en Egipto sus señales,

Y sus maravillas en el campo de Zoán;

44Y volvió sus ríos en sangre,

Y sus corrientes, porque no bebiesen.

45Envió entre ellos una mistura de moscas que los comían,

Y ranas que los destruyeron.

46Dió también al pulgón sus frutos,

Y sus trabajos á la langosta.

47Sus viñas destruyó con granizo,

Y sus higuerales con piedra;

48Y entregó al pedrisco sus bestias,

Y al fuego sus ganados.

49Envió sobre ellos el furor de su saña,

Ira y enojo y angustia,

Con misión de malos ángeles.

50Dispuso el camino á su furor;

No eximió la vida de ellos de la muerte,

Sino que entregó su vida á la mortandad.

51E hirió á todo primogénito en Egipto,

Las primicias de las fuerzas en las tiendas de Châm.

52Empero hizo salir á su pueblo como ovejas,

Y llevólos por el desierto, como un rebaño.

53Y guiólos con seguridad, que no tuvieron miedo;

Y la mar cubrió á sus enemigos.

54Metiólos después en los términos de su santuario,

En este monte que ganó su mano derecha.

55Y echó las gentes de delante de ellos,

Y repartióles una herencia con cuerdas;

E hizo habitar en sus moradas á las tribus de Israel.

56Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo,

Y no guardaron sus testimonios;

57Sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres:

Volviéronse como arco engañoso.

58Y enojáronlo con sus altos,

Y provocáronlo á celo con sus esculturas.

59Oyólo Dios, y enojóse,

Y en gran manera aborreció á Israel.

60Dejó por tanto el tabernáculo de Silo,

La tienda en que habitó entre los hombres;

61Y dió en cautividad su fortaleza,

Y su gloria en mano del enemigo.

62Entregó también su pueblo á cuchillo,

Y airóse contra su heredad.

63El fuego devoró sus mancebos,

Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.

64Sus sacerdotes cayeron á cuchillo,

Y sus viudas no lamentaron.

65Entonces despertó el Señor á la manera del que ha dormido,

Como un valiente que grita excitado del vino:

66E hirió á sus enemigos en las partes posteriores:

Dióles perpetua afrenta.

67Y desechó el tabernáculo de José,

Y no escogió la tribu de Ephraim.

68Sino que escogió la tribu de Judá,

El monte de Sión, al cual amó.

69Y edificó su santuario á manera de eminencia,

Como la tierra que cimentó para siempre.

70Y eligió á David su siervo,

Y tomólo de las majadas de las ovejas:

71De tras las paridas lo trajo,

Para que apacentase á Jacob su pueblo, y á Israel su heredad.

72Y apacentólos con entereza de su corazón;

Y pastoreólos con la pericia de sus manos.

domingo, 16 de enero de 2011

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 77

Salmo 77

Al Músico principal: para Jeduthún: Salmo de Asaph.


1CON mi voz clamé á Dios,

A Dios clamé, y él me escuchará.

2Al Señor busqué en el día de mi angustia:

Mi mal corría de noche y no cesaba:

Mi alma rehusaba consuelo.

3Acordábame de Dios, y gritaba:

Quejábame, y desmayaba mi espíritu. (Selah.)

4Tenías los párpados de mis ojos:

Estaba yo quebrantado, y no hablaba.

5Consideraba los días desde el principio,

Los años de los siglos.

6Acordábame de mis canciones de noche;

Meditaba con mi corazón,

Y mi espíritu inquiría.

7¿Desechará el Señor para siempre,

Y no volverá más á amar?

8¿Hase acabado para siempre su misericordia?

¿Hase acabado la palabra suya para generación y generación?

9¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?

¿Ha encerrado con ira sus piedades? (Selah.)

10Y dije: Enfermedad mía es esta;

Traeré pues á la memoria los años de la diestra del Altísimo.

11Acordaréme de las obras de JAH:

Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.

12Y meditaré en todas tus obras,

Y hablaré de tus hechos.

13Oh Dios, en santidad es tu camino:

¿Qué Dios grande como el Dios nuestro?

14Tú eres el Dios que hace maravillas:

Tú hiciste notoria en los pueblos tu fortaleza.

15Con tu brazo redimiste á tu pueblo,

A los hijos de Jacob y de José. (Selah.)

16Viéronte las aguas, oh Dios;

Viéronte las aguas, temieron;

Y temblaron los abismos.

17Las nubes echaron inundaciones de aguas;

Tronaron los cielos,

Y discurrieron tus rayos.

18Anduvo en derredor el sonido de tus truenos;

Los relámpagos alumbraron el mundo;

Estremecióse y tembló la tierra.

19En la mar fué tu camino,

Y tus sendas en las muchas aguas;

Y tus pisadas no fueron conocidas.

20Condujiste á tu pueblo como ovejas,

Por mano de Moisés y de Aarón.