sábado, 19 de mayo de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 10


SALMO X
Versículos 1—11. El salmista se queja de la maldad del impío. 12—18. Pide
a Dios que se manifieste para alivio de su pueblo.
Vv. 1—11. Los alejamientos de Dios son muy penosos para su pueblo en
especial en tiempos de tribulación. Nos alejamos de Dios por nuestra
incredulidad y, luego, nos quejamos de que Dios se aleja de nosotros. —Las
palabras apasionadas contra los hombres malos hacen más mal que bien; si
hablamos de su maldad, que sea ante el Señor, en oración; Él puede
mejorarlos. El pecador se gloría orgullosamente en su poder y éxito. La gente
mala no busca a Dios, esto es, no lo invoca. Ellos viven sin orar, y eso es
vivir sin Dios. Tienen muchos pensamientos, muchos objetos y aparatos,
pero no piensan en el Señor en ninguno de ellos; no se someten a su piensan que los rebaja el ser religiosos. No podrían quebrantar todas las
leyes de la justicia y la bondad hacia el hombre, si primero no se hubieran
sacudido de todo sentido de religión.
Vv. 12—18. El salmista habla con estupefacción de la maldad del impío y
la paciencia y tolerancia de Dios. Dios prepara el corazón para orar, enciende
deseos piadosos, fortalece nuestra fe más santa, fija los pensamientos y
suscita el afecto y, luego, en su gracia acepta la oración. La preparación del
corazón es del Señor, y debemos buscarlo a Él en eso. —Que el creyente
pobre, afligido, perseguido o tentado recuerde que Satanás es el príncipe de
este mundo y que es el padre de todo impío. Los hijos de Dios no pueden
esperar bondad, verdad o justicia de las personas que crucificaron al Señor
de la gloria. Pero este Jesús, una vez sufriente, reina ahora como Rey sobre
toda la tierra, y de su dominio no habrá fin. Consagrémonos a Él, confiando
humildemente en su misericordia. Él rescatará al creyente de toda tentación,
y romperá el brazo de todo malvado opresor, y herirá dentro de poco a
Satanás bajo nuestros pies. Pero solo en el cielo será eliminado todo pecado
y tentación, aunque en esta vida el creyente pruebe anticipadamente su
liberación

EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 10


Los Salmos
Capítulo 10
10:1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?
10:2 Con arrogancia el malo persigue al pobre;
Será atrapado en los artificios que ha ideado.
10:3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma,
Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
10:4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;
No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
10:5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
A todos sus adversarios desprecia.
10:6 Dice en su corazón: No seré movido jamás;
Nunca me alcanzará el infortunio.
10:7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude;
Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
10:8 Se sienta en acecho cerca de las aldeas;
En escondrijos mata al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido;
10:9 Acecha en oculto, como el león desde su cueva;
Acecha para arrebatar al pobre;
Arrebata al pobre trayéndolo a su red.
10:10 Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.
10:11 Dice en su corazón: Dios ha olvidado;
Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
10:12 Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;
No te olvides de los pobres.
10:13 ¿Por qué desprecia el malo a Dios?
En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
10:14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano;
A ti se acoge el desvalido;
Tú eres el amparo del huérfano.
10:15 Quebranta tú el brazo del inicuo,
Y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna.
10:16 Jehová es Rey eternamente y para siempre;
De su tierra han perecido las naciones.
10:17 El deseo de los humildes oíste, oh Jehová;
Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,
10:18 Para juzgar al huérfano y al oprimido,
A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.


miércoles, 16 de mayo de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 9

Versículos 1—10.
David alaba a Dios por proteger a su pueblo. 11—20. Y por

causa para alabarle.

Vv. 1—10.
Si queremos alabar a Dios aceptablemente, debemos alabarle

con sinceridad, con todo nuestro corazón. Cuando damos gracias por alguna

misericordia en particular, debemos recordar sus misericordias anteriores. No

debemos regocijarnos en la dádiva tanto como en el Dador. Los triunfos del

Redentor deben ser los triunfos del redimido. —La omnipotencia de Dios es

tal que Sus enemigos más fuertes y empecinados no pueden resistir.

Estamos seguros que el juicio de Dios es según verdad y que en Él no hay

injusticia. Por fe su pueblo puede acudir a Él como Refugio de ellos, y puede

confiar en su poder y en su promesa y descansar en Él. Quienes saben que

Él es el Padre eterno, le confiarán sus almas como cuidado principal, y
procurarán ser aprobados por Él en todo el curso de sus vidas. ¿Quién es el

que no busca a Aquel que nunca ha abandonado a quienes le buscan?

Vv. 11—20. Quienes creen que Dios es para ser grandemente alabado, no

sólo desean alabarle mejor; también desean que otros se unan a ellos.

Vendrá el día en que se verá que Él no ha olvidado el clamor del humilde,

tampoco el grito de la sangre de ellos ni el clamor de sus oraciones. —Nunca

somos llevados tan bajo, tan cerca de la muerte, que Dios no pueda

levantarnos. Si nos ha salvado de la muerte espiritual eterna, podemos

esperar que en todos nuestros padecimientos Él sea una ayuda muy

presente para nosotros. —La providencia soberana de Dios ordena así con

frecuencia que los perseguidores y los opresores sean llevados a la ruina por

los proyectos que formaron para destruir al pueblo de Dios. Los borrachos se

matan; los pródigos mendigan; los contenciosos se acarrean mal a ellos

mismos: así los pecados de los hombres pueden leerse en sus castigos y

queda claro para todos que la destrucción de los pecadores es de ellos

mismos. Toda maldad vino originalmente con el malo del infierno; y quienes

siguen en el pecado, deben ir a ese lugar de tormento. El verdadero estado,

de naciones y de individuos, puede estimarse correctamente por esta sola

regla: si en sus obras recuerdan u olvidan a Dios. —David exhorta al pueblo

de Dios a que espere su salvación, aunque sea largamente diferida. Dios

hará que se vea que nunca se olvidó de ellos: no es posible que se olvidara.

Es raro que el hombre, polvo en su origen, pecador por su caída, al que se le

recuerda continuamente ambas cosas por todo lo que hay en Él y acerca de

Él, deba aún necesitar una aguda aflicción, un grave castigo de parte de

Dios, para ser llevado al conocimiento de sí mismo y hacerlo sentir quién es

y lo que es.


EL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 9

Los Salmos

Capítulo 09

9:1 Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón;
Contaré todas tus maravillas.
9:2 Me alegraré y me regocijaré en ti;
Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
9:3 Mis enemigos volvieron atrás;
Cayeron y perecieron delante de ti.
9:4 Porque has mantenido mi derecho y mi causa;
Te has sentado en el trono juzgando con justicia.
9:5 Reprendiste a las naciones, destruiste al malo,
Borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre.
9:6 Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre;
Y las ciudades que derribaste,
Su memoria pereció con ellas.
9:7 Pero Jehová permanecerá para siempre;
Ha dispuesto su trono para juicio.
9:8 El juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con rectitud.
9:9 Jehová será refugio del pobre,
Refugio para el tiempo de angustia.
9:10 En ti confiarán los que conocen tu nombre,
Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
9:11 Cantad a Jehová, que habita en Sion;
Publicad entre los pueblos sus obras.
9:12 Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos;
No se olvidó del clamor de los afligidos.
9:13 Ten misericordia de mí, Jehová;
Mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen,
Tú que me levantas de las puertas de la muerte,
9:14 Para que cuente yo todas tus alabanzas
En las puertas de la hija de Sion,
Y me goce en tu salvación.
9:15 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron;
En la red que escondieron fue tomado su pie.
9:16 Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó;
En la obra de sus manos fue enlazado el malo. Higaion. Selah
9:17 Los malos serán trasladados al Seol,
Todas las gentes que se olvidan de Dios.
9:18 Porque no para siempre será olvidado el menesteroso,
Ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.
9:19 Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre;
Sean juzgadas las naciones delante de ti.
9:20 Pon, oh Jehová, temor en ellos;
Conozcan las naciones que no son sino hombres. Selah

lunes, 14 de mayo de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 8


SALMO VIII
Versículos 1—2. Dios debe ser glorificado, por dársenos a conocer. 3—9. Y
por hacer que los cuerpos celestes sean útiles al hombre, poniéndole a él,
por eso, un poco más abajo que los ángeles.
Vv. 1, 2. El salmista procura dar a Dios la gloria debida a su nombre. ¡Cuán
brillante reluce esta gloria aun en este mundo inferior! Es nuestro porque Él su vida, su ministerio, sus milagros, su sufrimiento, su muerte, su
resurrección y su ascensión son conocidas en todo el mundo. Ningún
nombre es tan universal, ningún poder e influencia tan generalmente sentida
como el del Salvador de la humanidad. Pero, ¡cuánto más brillante reluce en
el mundo superior! En esta tierra nosotros sólo oímos el excelente nombre de
Dios y lo alabamos; pero Él es excelso muy por encima hasta de la bendición
y alabanza. —A veces la gracia de Dios aparece maravillosamente en los
niños pequeños. A veces el poder de Dios hace que pasen cosas grandiosas
en su iglesia, por medio de instrumentos débiles e improbables, para que
pueda aparecer más evidentemente que la excelencia del poder es de Dios y
no del hombre. Él hace esto debido a sus enemigos, para acallarlos.
Vv. 3—9. Tenemos que considerar los cielos para que el hombre sea así
dirigido a poner su afecto en las cosas de arriba. ¡Qué es el hombre, criatura
tan baja, que es así honrado! ¡Criatura tan pecadora que deba ser así
favorecida! El hombre tiene dominio soberano sobre las criaturas inferiores,
bajo Dios, y es nombrado señor de ellas. Esto se refiere a Cristo. En Hebreos
ii, 6–8 el apóstol muestra para probar el dominio soberano de Cristo, que Él
es aquel hombre, aquel Hijo del Hombre, del cual se habla aquí, a quien Dios
le ha hecho tener dominio sobre las obras de sus manos. El favor más
grande hecho a la raza humana fue ejemplificado en el Señor Jesús. Con
buena razón el salmista concluye como empezó: ¡Señor, cuán grande es tu
nombre en toda la tierra, que ha sido honrado con la presencia del Redentor,
y todavía es iluminado por su evangelio, y gobernado por su sabiduría y
poder! ¿Qué palabras pueden alcanzar sus alabanzas, de Aquel que tiene el
derecho a nuestra obediencia por ser nuestro Redentor?

EL LIBRO DE LOSSALMOS, SALMO 8


Los Salmos
Capítulo 08
8:1 ¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos;
8:2 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para hacer callar al enemigo y al vengativo.
8:3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,
8:4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
8:5 Le has hecho poco menor que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra.
8:6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies:
8:7 Ovejas y bueyes, todo ello,
Y asimismo las bestias del campo,
8:8 Las aves de los cielos y los peces del mar;
Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
8:9 ¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!