lunes, 3 de septiembre de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 25

SALMO XXV



Versículos 1—7.

Confianza en la oración. 8—14. Oración por la remisión de

los pecados.


15—22. Por ayuda en la aflicción.

Vv. 1—7.


Al adorar a Dios debemos elevar nuestra alma a Él. Cierto es que

nadie será avergonzado que, asistido por la fe, espere en Dios, y que por

una esperanza de fe, espere por Él. El creyente más maduro necesita y

desea que Dios le enseñe. Si deseamos sinceramente conocer nuestro

deber, con la resolución de hacerlo, podemos estar seguros que Dios nos

dirigirá. —El salmista desea fervientemente el perdón de sus pecados. Se

dice que cuando Dios perdona el pecado, no lo recuerda más, lo cual denota

remisión plena. Es la bondad de Dios, no la nuestra, su misericordia, no

nuestro mérito, lo que debe ser nuestro ruego al pedir el perdón de pecados,

y todo el bien que necesitamos. Debemos descansar en este argumento,

sintiento nuestra propia indignidad y satisfechos de las riquezas de la

misericordia y la gracia de Dios. —¡Cuán ilimitada es la misericordia que

cubre por siempre los pecados y las necedades de una juventud pasada sin

Dios y sin esperanza! Bendito sea el Señor que la sangre del gran Sacrificio

puede limpiar toda mancha.


Vv. 8—14.


Todos somos pecadores; y Cristo vino al mundo a salvar

pecadores, a enseñar a los pecadores, a llamar a los pecadores al

arrepentimiento. Valoramos una promesa por el carácter de quien la haga;

por tanto, confiamos en las promesas de Dios. Todas las sendas del Señor,

esto es, todas sus promesas y todas sus providencias, son misericordia y

verdad. El pueblo de Dios puede ver todos sus tratos el despliegue de su

misericordia y el cumplimiento de su palabra, cualquiera sean las aflicciones

por las cuales estén ahora siendo ejercitados. Todas las sendas del Señor

son misericordia y verdad; y así será cuando lleguen al final de su jornada.

Quienes son humildes, que desconfían de sí mismos, y desean ser

enseñados y seguir la dirección divina, a estos guiará en juicio, esto es, por

la regla de la palabra escrita, para hallar el descanso para sus almas en el

Salvador. Aun cuando el cuerpo esté enfermo y dolorido, el alma puede estar

cómoda en Dios.


Vv. 15—22.


El salmista concluye, como empezó, expresando

dependencia de Dios y deseo de Él. Bueno es esperar así y aguardar

calladamente la salvación del Señor. Y si Dios se vuelve

a nosotros, no

importa quien se vuelva
de nosotros. Él alega su propia integridad. Aunque
culpable ante Dios, para sus enemigos tenía el testimonio de conciencia de

no haberles hecho mal. A la larga Dios dará a Israel descanso de todos los

enemigos que le rodean. El Israel de Dios será perfectamente redimido en el

cielo de todo problema. Bendito Salvador, nos has enseñado

bondadosamente que sin ti nada podemos hacer. Enséñanos a orar, a

comparecer delante de ti en la manera que elijas, y a elevar nuestro corazón

y todos nuestros deseos hacia ti, porque tú eres el Señor, nuestra justicia.

EL LIBRO DE LOS SALMOS SALMO 25

Los Salmos

Capítulo 25

25:1 A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.
25:2 Dios mío, en ti confío;
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis enemigos.
25:3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
25:4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas.
25:5 Encamíname en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día.
25:6 Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.
25:7 De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
25:8 Bueno y recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
25:9 Encaminará a los humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su carrera.
25:10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su pacto y sus testimonios.
25:11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande.
25:12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?
El le enseñará el camino que ha de escoger.
25:13 Gozará él de bienestar,
Y su descendencia heredará la tierra.
25:14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su pacto.
25:15 Mis ojos están siempre hacia Jehová,
Porque él sacará mis pies de la red.
25:16 Mírame, y ten misericordia de mí,
Porque estoy solo y afligido.
25:17 Las angustias de mi corazón se han aumentado;
Sácame de mis congojas.
25:18 Mira mi aflicción y mi trabajo,
Y perdona todos mis pecados.
25:19 Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado,
Y con odio violento me aborrecen.
25:20 Guarda mi alma, y líbrame;
No sea yo avergonzado, porque en ti confié.
25:21 Integridad y rectitud me guarden,
Porque en ti he esperado.
25:22 Redime, oh Dios, a Israel
De todas sus angustias.