lunes, 27 de agosto de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 23


SALMO XXIII
Confianza en la gracia y el cuidado de Dios.
“Jehová es mi pastor”. Estas palabras enseñan al creyente a experimentar
satisfacción por el cuidado del gran Pastor del universo, el Redentor y
Preservador de los hombres. Con gozo reflexiona que tiene un pastor y ese
pastor es Jehová. —Un rebaño de ovejas, dulces e inofensivas, que se
alimenta en pastos verdes al cuidado de un pastor tierno, diestro y vigilante,
constituye un emblema de los creyentes traídos de vuelta al Pastor de sus
almas. —La mayor de las abundancias sólo es una pastura seca para el
impío, que se deleita sólo en lo que complace a los sentidos, pero para el
santo, que por fe saborea la bondad de Dios en todo lo que disfruta, aunque
tiene poco del mundo, es pasto verde. El Señor da quietud y contentamiento
mental, cualquiera sea la suerte. Somos bendecidos con los verdes pastos
de los mandamientos; no pensemos que basta con pasar por ellos;
permanezcamos en ellos. —Las consolaciones del Espíritu Santo son las
aguas de reposo a las cuales son conducidos los santos; los arroyos que
fluyen de la Fuente del agua viva. —Son conducidos a las aguas de reposo
del consuelo los que andan en sendas de la justicia. El camino del deber es
el camino verdaderamente placentero. La obra de justicia es la paz. En esas
sendas no podemos andar si Dios no nos guía a ellas y nos sigue guiando en
ellas. El descontento y la desconfianza proceden de la incredulidad; un
camino inestable es la consecuencia; entonces, sencillamente confiemos en
el cuidado de nuestro Pastor y obedezcamos su voz. —El valle de sombra de
muerte puede denotar la aflicción más severa y terrible o la sombría
dispensación de la providencia bajo la cual puede haber llegado a estar el
salmista. Entre la parte del rebaño en la tierra y la que se ha ido al cielo, la
muerte yace como un valle oscuro que se debe pasar yendo de una a otra,
pero, aun en esto, hay palabras que aminoran el terror. Sólo es la sombra de
muerte: la sombra de una serpiente no pica, tampoco mata la sombra de la
espada. Es un valle, sin duda hondo, tenebroso y cenagoso, pero los valles
son a menudo fértiles y, así la misma muerte es fértil en consolaciones para
el pueblo de Dios. Es un camino que atraviesa; no se perderán en este valle,
sino llegarán a salvo a la montaña del otro lado. La muerte es un rey de
terrores, pero no para las ovejas de Cristo. Cuando llegan a morir, Dios
reprende al enemigo; Él las guiará con su vara y las sustentará con su
cayado. En el evangelio hay bastante para consolar a los santos cuando
mueren, y bajo ellos están los brazos eternos. —El pueblo del Señor tiene un
festín en su mesa con las provisiones de su amor. Satanás y los malos no
son capaces de destruir sus consolaciones cuando ellos están ungidos con el

Espíritu Santo y beben de la copa de la salvación que siempre está llena. —
La experiencia pasada enseña a los creyentes a confiar que el bien y la
misericordia de Jehová los sigan todos los días de su vida, y su deseo y
determinación aquí es buscar su felicidad en el servicio de Dios y esperan
disfrutar de su amor por siempre en el cielo. Mientras estén aquí, el Señor
puede hacer grata cualquier situación por la unción de su Espíritu y los
beneficios de su salvación. Pero quienes se satisfarán con las bendiciones
de su casa deben estar cerca de los deberes de esta.

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