lunes, 2 de julio de 2012

COMENTARIO DEL SALMO XIII


SALMO XIII
El salmista se queja de que hace mucho tiempo que Dios se alejó. —Él ora
fervorosamente pidiendo consuelo.—Él se asegura una respuesta de paz.
A veces Dios esconde Su rostro y deja a Sus hijos en tinieblas tocante a su
interés en Él; y esto cargan ellos en su corazón más que cualquier otra
aflicción exterior. —Pero las preocupaciones ansiosas son cargas pesadas
con que los creyentes suelen cargarse a sí mismo más de lo necesario. El
pan de aflicción es, a veces, el pan diario del santo; nuestro mismo Maestro
fue varón de dolores. Cuando la tentación dura mucho es una tentación
corriente pensar que durará siempre. Aquellos que hace mucho están sin
gozo, empiezan a estar sin esperanzas. Nunca debemos permitirnos formular
ninguna queja sino la que nos ponga de rodillas. Nada mata más al alma que
la falta del favor de Dios; nada revive más que el retorno de ello. —Los
cambios súbitos y deliciosos del libro de los Salmos son a menudo muy
notables. Pasamos de la profundidad de la desesperación a la cumbre de la
confianza y gozo religiosos. Así es en el versículo 5. Todo es rechazo
sombrío en el versículo 4, pero aquí la mente del adorador deprimido se
encumbra sobre todos sus temores inquietantes, y se arroja sin reservas a la
misericordia y cuidado de su Divino Redentor. Véase aquí el poder de la fe y
lo bueno que es acercarse a Dios. Si llevamos nuestras preocupaciones y
penas al trono de la gracia y los dejamos ahí, podemos irnos como Ana y
nuestro rostro ya no será más triste, 1 Samuel i, 18. La misericordia de Dios
es el sustento de la fe del salmista. Encontrar que tengo que confiar en ti me
consuela, aunque yo no tengo mérito propio. —Su fe en la misericordia de
Dios llenó su corazón de gozo en su salvación; porque el gozo y la paz
vienen de creer. Él me ha tratado con abundancia. Por fe él estaba confiado
en la salvación como si ya estuviera completa. De esa manera los creyentes
vierten sus oraciones, renunciando a todas las esperanzas que no sean en la
misericordia de Dios por medio de la sangre del Salvador y, a veces de
súbito, en otras gradualmente, hallarán que sus cargas son quitadas y restaurado su consuelo; entonces, ellos reconocen que sus temores y quejas
eran innecesarios y reconocen que el Señor los ha tratado con generosidad

No hay comentarios: