martes, 3 de julio de 2012

COMENTARIO DEL LIBRO DE LOS SALMOS, SALMO 14


SALMO XIV
Descripción de la depravación de la naturaleza humana y de la deplorable
corrupción de una gran parte de la humanidad.
Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Aquí se describe al pecador como
ateo, alguien que ha dicho que no hay Juez ni Soberano del mundo, ni
Providencia que regule los asuntos de los hombres. Dice esto en su corazón.
No puede satisfacerle que no haya uno pero desea que no lo hubiera y le
complace la posibilidad de que no lo haya; está dispuesto a pensar que no
hay ninguno. Este pecador es un necio; es simple e imprudente, y de él
queda esto en evidencia: es malo y profano, y esta es la causa. La palabra
de Dios discierne estos pensamientos. Ningún hombre puede decir: No hay
Dios sin que esté tan endurecido en el pecado, que tiene como su especial
interés que no haya nadie que lo llame a rendir cuentas. —La enfermedad
del pecado ha infectado toda la raza humana. Todos se desviaron, no hay
quien haga el bien, no hay ni siquiera uno. Lo bueno que pueda haber en uno
de los hijos de los hombres, o que hagan ellos, no es de ellos mismos, sino
la obra de Dios en ellos. Se han desviado del camino recto de su deber, del
camino que lleva a la felicidad, y se han vuelto a la senda del destructor.
Lamentemos la corrupción de nuestra naturaleza, y veamos cuánta
necesidad tenemos de la gracia de Dios: no nos maravillemos de que se nos
diga que debemos nacer de nuevo. Y no debemos confiar en nada que no
sea la unión con Cristo y la nueva creación para la santidad por su Espíritu.
El salmista se propone convencer a los pecadores del mal y el peligro de su
camino mientras se creen muy sabios y buenos y se sienten seguros. —Se
describe su maldad. Quienes no se interesan por el pueblo de Dios, por los
pobres de Dios, no se interesan por Dios mismo. La gente se mete en toda
forma de maldad porque no invocan a Dios pidiendo su gracia. ¿Qué cosa
buena puede esperarse de los que viven sin orar? Pero los que no temen a
Dios pueden ser arrastrados por el temor cuando cruje una hoja de árbol.
Todo nuestro conocimiento de la depravación de la naturaleza humana debe
hacernos apreciar más la salvación que viene de Sion. Pero solo en el cielo
toda la multitud de los redimidos tendrá gozo completo y eterno. El mundo es
malo; ¡oh, que venga el Mesías y cambie su carácter! La corrupción es
universal; ¡oh, que lleguen los tiempos de reforma! Los triunfos del Rey de
Sion serán el gozo de los hijos de Sion. La segunda venida de Cristo para
terminar finalmente con el domino del pecado y de Satanás, será la
culminación de esta salvación, que es la esperanza y será el gozo indudable
de cada israelita. Con esta seguridad debemos consolarnos unos a otros, mientras estamos bajo los pecados de los pecadores y el sufrimiento de los
santos.

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