viernes, 11 de mayo de 2012

COMENTARIO DEL SALMO 6

SALMO VI
Versículos 1—7. El salmista suplica contra la ira de Dios y ruega el retorno
de su favor. 8—10. Se asegura una respuesta de paz.
Vv. 1—7. Estos versículos hablan el lenguaje de un corazón verdaderamente
humillado, de un espíritu quebrantado y contrito bajo grandes aflicciones,
enviada para despertar la conciencia y mortificar la corrupción. La
enfermedad le trajo a su memoria el pecado y la consideró como señal del
desagrado de Dios. La aflicción de su cuerpo será tolerable, si tiene consuelo
en su alma. La queja más dolorosa de Cristo en sus padecimientos, fue la
aflicción de su alma y la falta de la sonrisa de su Padre. —Cada página de la
Escritura proclama el hecho de que la salvación pertenece sólo al Señor. El
hombre es pecador, cuyo caso sólo puede ser alcanzado por la misericordia;
y nunca la misericordia se destaca más que al restaurar a los descarriados.
—Podemos orar con buena razón que si es voluntad de Dios, y si Él aún
tiene alguna obra para que nosotros o nuestros amigos hagamos en este
mundo, nos salve la vida o los salve para servirle aún. Irse y estar con Cristo
es lo más dichoso para los santos, pero quedarse en la carne es más
provechoso para la iglesia.
Vv. 8—10. ¡Qué cambio súbito hay aquí! Habiendo dado a conocer su
pedido a Dios, el salmista está confiado en que su pena se convertirá en
gozo. Por la obra de la gracia de Dios en el corazón, él sabe que su oración
es aceptada y no duda que será contestada a su debido tiempo. Sus
oraciones serán aceptadas, viniendo de las manos de Cristo el Mediador. La
palabra significa oración elevada a Dios, el Juez justo, como Dios de su
justicia, el cual iba a defender su causa e iba a enderezar sus errores. El
creyente puede ir a Dios como Dios justo, por medio de la sangre y la justicia
de Cristo, y rogarle perdón y limpieza, porque Él es fiel y justo de darlas. Ora
por la conversión de sus enemigos, o anuncia su destrucción.

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