sábado, 9 de marzo de 2013

COMENTARIO DEL SALMO 34

SALMO XXXIV



Versículos 1—10.

David alaba a Dios y anima a confiar en Él. 11—22.

Exhorta a temer al Señor.



Vv. 1—10. Si esperamos pasar la eternidad alabando a Dios, es propio que

debamos pasar gran parte de nuestro tiempo aquí en esta tarea. Él nunca

dijo a nadie:

Búscame en vano. Las oraciones de David ayudaron a acallar

sus temores; muchos, fuera de él, han mirado al Señor por fe y oración y los

ha revivido y consolado maravillosamente. Cuando miramos al mundo nos

confundimos y perdemos, pero de mirar a Cristo depende toda nuestra

salvación y también todas las cosas necesarias para ella. —Este pobre, al

cual nadie miraba con respeto ni cuidaba con preocupación, fue no obstante

bienvenido al trono de la gracia; le oyó Jehová y lo libró de todas sus 
angustias. Los santos ángeles ministran a los santos y los defienden contra

las potestades de las tinieblas. Toda la gloria sea al Señor de los ángeles.

Por el gusto y la vista hacemos descubrimientos y tenemos gozo; gustad y

ved que es bueno Jehová; toma nota y consuélate en esto. Él hace

verdaderamente dichosos a todos los que confían en Él. En cuanto a las

cosas del otro mundo, ellos recibirán la gracia suficiente para el apoyo de su

vida espiritual. Y en cuanto a esta vida, ellos tendrán lo necesario de la mano

de Dios. Pablo lo tuvo todo, y abundó, porque estaba contento, Filipenses iv,

11–18. Quienes confían en sí mismos pensando que sus propios esfuerzos

les son suficientes, tendrán necesidad, pero los que confían en el Señor

serán alimentados. No les faltará a los que obran tranquilamente y cumplen

sus obligaciones.


Vv. 11—22.


Que la gente joven empiece la vida aprendiendo el temor del

Señor, si aquí desean consuelo verdadero, y felicidad eterna en el más allá.

Serán muy felices los que se inician temprano en el servicio de tan buen

Amo. —Todos desean ser felices. Con seguridad esto debe mirar más allá

del mundo presente; porque la vida del hombre en la tierra es de unos pocos

días, y llenos de tribulaciones. ¿Qué hombre es el que verá lo bueno de allá

donde toda bienaventuranza es perfecta? ¡Ay! Pocos son los que tienen este

bien en sus pensamientos. —La religión que promete lo mejor es la que hace

velar sobre el corazón y la lengua. No basta con no herir, debemos estudiar

como ser útiles y vivir para algún propósito; tenemos que buscar la paz y

seguirla; estar dispuestos a negarnos a nosotros mismos en gran medida en

aras de la paz. —Costumbre constante de los verdaderos creyentes es

clamar a Dios cuando están en dificultades, y su consuelo constante es que

Él los oye. Los justos son humillados por el pecado y son poca cosa ante sus

propios ojos. Nada es más necesario para la verdadera santidad que el

corazón contrito, quebrantado de toda confianza en sí mismo. En ese suelo

florecerá toda gracia y nada puede animar más a alguien así, que la gracia

rica y libre del evangelio de Jesucristo. —Los justos son puestos bajo la

protección especial del Señor, aunque tienen su cuota de cruces en este

mundo y hay quienes los odian. De la misericordia del Cielo y de la maldad

del infierno, las aflicciones del justo deben ser muchas. Pero cualesquiera

sean las tribulaciones que les sobrevengan, no herirán su alma, porque Dios

los resguarda para que no pequen cuando están afligidos. Ningún hombre

está desolado sino aquel al cual Dios ha abandonado.


 

1 comentario:

Anónimo dijo...

I have read several just right stuff here. Certainly
value bookmarking for revisiting. I wonder
how so much effort you place to create this type of
excellent informative website.

Feel free to surf to my homepage asos discount codes