lunes, 4 de febrero de 2013

COMENTARIO DEL SALMO 33

SALMO XXXIII



Versículos 1—11.

Dios debe ser alabado. 12—22. Su pueblo es animado por

su poder.



Vv. 1—11.


El gozo santo es el corazón y el alma de la alabanza, cosa que

aquí se pide al justo. La alabanza de agradecimiento es el aliento y el

lenguaje del gozo santo. Los cánticos religiosos son la expresión adecuada

de la alabanza por gratitud. Todo don debemos usarlo con toda nuestra

destreza y fervor al servicio de Dios. —Todas sus promesas son sabias y
buenas. Recta es su palabra y, por tanto, sólo estamos bien cuando estamos

de acuerdo con ella. Toda su obra es hecha con fidelidad. Él es el justo

Jehová, por tanto, ama la justicia. ¡Que lástima es que esta tierra, que está

tan llena de pruebas y de muestras de la bondad de Dios, esté tan vacía de

alabanzas a Él; y que haya tan pocos que vivan para su gloria en las

multitudes que viven de su generosidad! Lo que el Señor hace, lo hace a

propósito; permanece firme. Pasa por alto todos los consejos de los

hombres, y hace que sirvan a sus consejos; nada puede impedir que el

consejo eterno de Dios llegue a cumplirse, cosa que para nosotros es de lo

más sorprendente.


Vv. 12—22.


Todos los movimientos y operaciones del alma de los

hombres, que ningún mortal conoce sino ellos mismos, Dios los conoce

mejor que ellos. En su mano están sus corazones todos y sus tiempos; Él

formó el espíritu de cada hombre en su interior. Todos los poderes de la

criatura dependen de Él, y para nada cuentan ni para nada sirven sin Él. Si

hacemos que el favor de Dios sea seguro para nosotros, entonces no

tenemos que temer lo que esté en contra nuestra. Tenemos que darle a Él la

gloria de su gracia especial. Todos los intentos humanos para la salvación de

nuestra alma son vanos, pero el ojo vigilante del Señor está sobre aquellos

cuyo temor consciente de su nombre procede de la esperanza que cree en

su misericordia. Ellos serán socorridos en sus dificultades; no recibirán daño

real en sus peligros. —Quienes temen a Dios y su ira, deben esperar en Dios

y su misericordia, porque no hay modo de huir

de Él sino huir hacia Él. Que

tu misericordia, oh Señor, esté sobre nosotros; que siempre tengamos

consuelo y provecho, no por nuestro mérito, sino conforme a la promesa que

tú nos diste en tu palabra y conforme a la fe que nos diste por tu Espíritu y tu

gracia.


No hay comentarios: